¿Cuántas veces habrás aceptado cookies (o migas de galletas) sin saber con exactitud para qué sirven? Y es que, la aceptación de cookies es un requisito necesario para poder seguir navegando y visualizar determinados contenidos de una web. Queremos buscar o ver algún contenido de la Red y, normalmente, de forma automática, aceptamos el aviso de Cookies sin siquiera pensarlo. Pero, ¿qué estamos aceptando exactamente y por qué nos molestan constantemente con las cookies, cada vez que entramos en una web? Vamos a verlo.
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El objetivo principal de las cookies es el de ayudar a los usuarios en la navegación de las páginas en Internet. En este sentido, cuando accedemos por primera vez a una página web, enviamos información desde nuestro navegador hacia un servidor, que queda guardada. De esta forma, cuando navegamos, estamos almacenando información sobre nosotros mismos, que posteriormente se usará para identificarnos.
Existen muchos tipos de información común, que todos «guardamos» en forma de cookies, como por ejemplo el nombre de usuario y contraseña, determinadas preferencias de contenidos o diseños, nuestros hábitos en la navegación, un seguimiento de las compras en una tienda online, el idioma que preferimos usar, e incluso una recopilación estadística para analizar nuestro comportamiento como usuarios.
Entre otras cosas, las cookies pueden recopilar el número de teléfono, nuestra dirección IP, el sistema operativo del dispositivo con el que navegamos, el navegador que utilizamos o el historial de páginas que hemos visitado. Según la recopilación de información que hagam, se agrupan por finalidad y podemos aceptarlas en bloque.
Cookies según su finalidad
Podemos agrupar las cookies según su finalidad, con esta clasificación que establece la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD):
• Técnicas: controlan el tráfico, identifican sesiones, almacenan contenidos… Estas cookies son necesarias y sí o sí debemos aceptarlas para poder navegar.
• De personalización: idioma, tipos de navegación, configuración regional… Permiten que nuestra experiencia de navegación sea más cómoda.
• De análisis: siguen el comportamiento de los usuarios para medir la actividad del sitio web. Son útiles para los propietarios de las webs, porque pueden adaptar la página según el comportamiento que muestre el usuario en ella, mejorando su usabilidad, por ejemplo.
• Publicitarias: permiten la gestión de espacios publicitarios que el editor ha incluido en la web.
• De publicidad según comportamiento: crean un perfil único para cada usuario, personalizando completamente la publicidad según patrones de intereses, perfil, región…
Al entrar en una web veremos el aviso de cookies con la opción de una aceptación general de todas las cookies, pero también tiene que existir la posibilidad de configurar qué cookies aceptamos y cuales no.
Normalmente, esta clasificación que hemos mostrado se resume, a efectos prácticos en 3 grandes grupos: Técnicas, Analíticas y de Marketing. Las cookies técnicas son comunes para todos y como hemos dicho de obligada aceptación.
Las analíticas, estadísticas son de personalización y análisis y luego están las de marketing o publicitarias, que englobarían a los dos últimos grupos. Para navegar deberemos aceptar al menos las técnicas, las otras serán opcionales.
Las cookies pueden ser propias, que se generan en la propia web que estamos visitando, o pueden ser de terceros, es decir, que pertenezcan a una página externa de un anunciante o de algún componente que han insertado en esa web (como por ejemplo un vídeo de Youtube)
De hecho, según un estudio de la Unión Europea sobre protección de datos que analizó cerca de 500 páginas web, el 70% de cookies son de terceros y están enfocadas a ofrecernos una publicidad personalizada.
Algunas cookies son temporales, sólo de la sesión que tenemos abierta y que por tanto se borrarán cuando cerramos el navegador.
Pero el resto, si queremos borrarlas, debemos hacerlo de forma manual (borrado de temporales o cookies) en nuestro navegador, sino nuestra información permanecerá en el servidor de forma permanente y podemos tener problemas para ver los cambios que se realicen en una página web porque queda «registrada» una versión más antigua de la misma.
En contra de muchos mitos, las cookies no son portadoras de virus ni tampoco son spam. Como hemos visto, son archivos creados por los sitios web que visitamos y la caché del navegador, que ayudan a que las páginas se carguen más rápido y a personalizar nuestra experiencia de navegación.
Digamos que, las cookies nos ayudan a movernos con mayor facilidad por el navegador. Sin embargo, es conveniente hacer un borrado periódico de estas cookies de vez en cuando, para dejar limpio el navegador. Haciéndolo, ganas mayor privacidad y puedes visualizar las páginas web actualizadas en todo momento.
Eso sí, cuando borramos los datos, también borramos la configuración de los sitios web que hemos visitado. Esto quiere decir que, al entrar de nuevo en una web debe volverse a cargar toda la información de esa página (fotos, vídeos…) y notaremos que va más lenta.
Recuerda que, las cookies también guardan parcialmente las páginas que visitamos, para poder cargarlas la próxima vez que entremos de una forma más rápida. Es una forma de agilizar la navegación web.
Aunque toda esta información pueda parecer dañina para los usuarios, conviene recordar que somos nosotros quienes marcamos los límites de las cookies. Según la configuración de los distintos navegadores, los usuarios podemos determinar las diferentes acciones respecto a las cookies informáticas.
Para nuestra privacidad, es importante saber qué información recogen las cookies y, en cada caso, cómo podemos filtrar, desactivar o aceptar las diferentes cookies.
Si deseas tener un mayor control sobre la instalación de cookies, puedes instalar programas o complementos en tu navegador, conocidos como herramientas de “Do Not Track”, que te permitirán escoger las cookies que deseas permitir.
Google anunció que tenía intención de vetar a principios de 2022 el software de rastreo de su navegador. Sin embargo, a finales de junio de 2021, la multinacional aseguró que no lo hará hasta finales de 2023, ya que esto podría poner en riesgo a muchos agentes que participan de ese modelo de negocio.
Es evidente que este mecanismo, desde el punto de vista del usuario, no es lo más conveniente. Por este motivo, ya han salido a relucir modelos alternativos a las cookies.
De hecho, Google ha planteado un sistema basado en «aprendizaje federado de cohortes«, que, en vez de registrar información de forma individualizada, la agruparía en una especie de grupo formado por personas con perfiles publicitarios similares.
En cuanto a cookies y publicidad segmentada en Internet, veremos novedades este próximo año. Seguro.
